
Hay muchas canciones inolvidables que me marcaron en mi juventud, pero ninguna tanto como Delilah, por Tom Jones.
En aquellos época todo lo veía fantástico, con la inocencia de la edad; nada me hacía desistir de mis ideas que no eran otras que disfrutar de lo que la vida me ofrecía, siempre con los límites que aquel tiempo nos imponía.
Disfrutábamos en los guateques bailando Bosanova, el Tui, la Llenca, las baladas de Rafael, el Dúo Dinámico, los Brincos, Adamo, Juan Pardo y un sinfín de artistas inolvidables.
Como no recordar el cine en casa, que compartíamos con los vecinos, ya que en aquéllos tiempos no todos tenían televisión. Con cuanto entusiasmo nos juntábamos para ver aquellas series entrañables como Bonanza, el Gran Chaparral, el Santo,... ¡que alegría siento al recordar aquellos momentos tan especiales y esperados durante toda la semana!
Mi novio, que después fue mi marido, estaba haciendo el servicio militar en el Sahara; vamos al otro lado del mundo, o al menos eso me parecía a mí. Yo pasaba por el viaducto camino de mi trabajo cuatro veces al día y siempre miraba para la estación, esperando que él viniera para ir a su encuentro. Por entonces me parecía que el tiempo no corría, que todo era lento e interminable. Cuando escuchaba Delilah, pensaba en él y sentía una sensación que aun hoy me estremezco al recordarlo.
Esta es la canción que siempre recordaré con más sentimiento, por todo lo bueno que viví en aquellos momentos rodeada de los que amaba; por cuanto yo esperaba de la vida.
Conchi Martín
¿Te apetece que la escuchemos?:
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